Gira al Paraiso del Quetzal

Gira al Paraiso del Quetzal – Domingo 26 de julio, 2009

Nueve personas logramos ponernos de acuerdo y reunirnos el domingo 26 en el Paraiso del Quetzal, kilómetro 70, camino a San Isidro de Perez Zeledón.  Seis de nosotros viajamos en el bus de la empresa MUSOC, y los otros tres llegaron por su cuenta en carro.

A varios cientos de metros de la entrada hay una especie de laguna y allí, entre las plantas,  logramos ver a Pachyramphus versicolor, a Parula gutturalis y brevemente a Diglossa plumbea.   Cerca de una pequeña quebrada posó durante un largo rato Catharus gracilirostris. Un ave que veríamos varias veces cerca del camino.

Al llegar al restaurante, nos encontramos a don Jorge Serrano, quien nos dió el listado de aves del sitio, varios mapas y nos recomendó el Sendero Los Gigantes para pajarear. También nos recomendó entrar en un pequeño potrero a mano derecha, pues allí se puede a veces ver aves interesantes.

Al pasar cerca de una de las cabinas, vimos a varios Turdus nigrescens, a corta distancia. Uno de ellos exhibía una pluma blanca, por lo cual supusimos que era una nueva especie. ¿Verdad A…..??  Poco despues, salió frente a nosotros un grupo de Chlorospingus pileatus , que los estudiantes identificaron sin problema.

Llegamos al fin al mentado potrero, donde estuvimos algún tiempo tratando de ver algo interesante. Al fin, un poco lejos llegamos a ver Pselliophorus tibialis, exhibiendo de desencuando su calzones amarillos. Pero por la distancia, no todos llegaron a verlo. Decidimos continuar, y bajamos a un río un poco resbaloso. Luego subimos una cuesta que me sacó el aire y un poco después vimos varias especies interesantes: Myioborus torquatus, Vireo carmioli, Troglodytes ochraceus, Mitrephanes phaeocercus, Empidonax atriceps y un Panterpe insignis, que se posó frente a nosotros e hizo todo tipo de despliegues, por lo que supusimos que estaba defendiendo algo. Adrián señaló algunas flores cercanas e imaginamos que ese era el recurso que este colibrí estaba protegiendo.

Poco después hicimos un alto en un mirador. La vista era interesante, incluyendo un derrumbe grande que no supimos explicar. Lo que sí hicimos fue imaginar un poco qué se sentiría ser dueños de todos esos bosques de roble… Abajo, vimos a muchas golondrinas Notionchelidon cyanoleuca, en el valle y perchando en un cable más abajo.

Almorzamos y continuamos. Entramos, por fin, a un sendero que señalaba Los Gigantes. Fue realmente interesante observar esos robles tan antiguos y de formas tan extrañas. Pero también fue un poco dificil observar aves allí, ya que el bosque es bastante cerrado. Al fin, escuchamos y logramos ver a Henicorhina leucophrys entre la vegetación. En algún momento vimos a Ptilogonys caudatus pero estaba un poco alto y contra luz así que no fue la mejor de las vistas de esta ave tan característica de esos bosques.

En el camino encontramos a un grupo grande de personas cerca de una especie de catarata y varios rótulos con dibujos de quetzal, aunque al ave en sí, no logramos ni escucharla.  Paramos en otro mirador. Algunos compañeros aprovecharon para sacar cafecito y por al menos 20 minutos estuvimos observando un árbol de aguacatillo en flor. Allí logramos ver a un Turdus plebejus, muy tranquilo. Y a otro Parula gutturalis ir y venir. Cuando nos levantamos varios individuos de Phainoptila melanoxantha se percharon muy muy cerca de nosotros. Una de ellas alimentó a un juvenil y nos preguntamos si esta especie es polígoma, pues vimos a un macho y a varias hembras en grupo.

Estabamos preocupados por el tiempo pues no sabíamos qué distancia nos faltaba del camino, por eso nos sorprendimos cuando nos encontramos de nuevo en el primer mirador.   Pasamos de nuevo al potrero, por si veíamos algo más y nos encontramos un Myioborus torquatus, mucho más fácil de ver y un ave rara, que nos costó identificar. Se las dejo de tarea.

Algunos compañeros vieron a Margarornis rubiginosus en ese mismo potrero y luego comenzó a llover. De camino un grupo de Basileuterus melanogenys pasó lejos de nosotros.  Ya en el restaurante, vimos varios colibríes más incluyendo a Selasphorus flammula así como Colibri thalassinus y nos tomamos varias fotos.También nos tomamos un café con pan casero y alguien más pidió un casado y gallos de papa.

Alejandro Cerdas nos permitió viajar a ocho en su Samurai, tres adelante, cuatro atrás y uno afuera.

Así concluyó la gira. Algunos regresamos en carro y otros en bus.

Los asistentes a la gira fueron (estudiantes): Adrián Solorzano Damaceno (quien también tomó las fotografías), Viviana Porras, Alejandro Cerdas y Aaron Fallas, además, otros cuatro invitados y amigos y mi persona, Rose Marie Menacho.

Fue una experiencia muy agradable, y espero volver pronto. Aunque también espero que hagamos otras giras pronto.